Proclama a miña alma a grandeza do Señor,
alédase o meu espírito en Deus o meu Salvador”








8.5.09

8 de Maio: Nuestra Señora de Luján



Enlace a su Santuario

Nuestra Señora de Luján, Patrona de la Argentina


A 60 kilómetros al oeste de Buenos Aires se halla la villa de Luján. En 1630 no había en aquel paraje ningún rastro de población y sólo era frecuentado por las caravanas de carretas y las rescuas de mulas tucumanas que bajaban o subían del puerto de Buenos Aires.
Sucedió que un portugués dueño de una estancia, a cuarenta leguas de la ciudad, trató de erigir en ella una modesta capilla dedicada a la Inmaculada Concepción de la Virgen. Para esto le pidió a un amigo de Brasil que le envíe una imagen pequeña de la Virgen en aquel misterio. Su amigo le envió dos imágenes: una que representaba a María en su Inmaculada Concepción y que hoy se venera en el santuario de Luján y otra que tenía en sus brazos al Niño Jesús y ahora es venerada en Sumampa.
Partió entonces de Buenos Aires el encargado de conducir las imágenes. En la tarde del tercer día se detuvo la caravana para pasar la noche y al día siguiente el conductor de las imágenes preparó los bueyes para proseguir el viaje pero éstos no se movían.
Vinieron en su ayuda troperos y peones pero no tuvieron suerte. Finalmente juzgaron que era necesario aliviar el peso de la carreta. Descargaron las imágenes y en ese momento los bueyes pudieron moverse con facilidad.
Queriendo cerciorarse si el obstáculo provenía de las imágenes las pusieron nuevamente en la carreta y no se pudo mover. Entonces viendo que las imágenes se querían quedar en aquel lugar decidieron que una de ellas permaneciera en la Cañada y la entregaron al dueño de esas tierras.
La fama del prodigio corrió hasta Buenos Aires y no faltaron quienes emprendieron un viaje a Luján para contemplar la imagen.
En 1887 la imagen fue coronada canónicamente por el Papa León XIII
Oración

Oh Santísima Virgen María,
Coronada Reina de Luján.

Dios te ha creado para la Gloria Eterna.
¡Ah! ¡Quién me diera alas de paloma

para volar a esa morada de felicidad!
¡Quién me abriera la puerta del cielo,

y me ayudara a subir hasta el pie del Trono del Altísimo!
Conceded, ¡oh Santísima Virgen de Luján!

Vuestra protección a este siervo vuestro
que gime en medio de este valle de lagrimas
y solo recibe consuelo celebrando vuestras glorias;
ayudadle, a fin de que
después de haberos honrado en la Tierra,

merezca alabaros en el cielo, por los siglos de los siglos.

Asi sea

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