Proclama a miña alma a grandeza do Señor,
alédase o meu espírito en Deus o meu Salvador”








22.4.11

Viernes Santo



Agua y sangre brotaron del cuerpo traspasado del crucificado. Así, lo que es primordialmente señal de su muerte, de su caída en el abismo, es, al mismo tiempo, un nuevo comienzo: el crucificado resucitará y no volverá a morir. De las profundidades de la muerte brota la promesa de la vida eterna. Sobre la cruz de Jesucristo brilla ya el resplandor glorioso de la mañana de pascua. Vivir con él de la cruz significa, pues, vivir bajo la promesa de la alegría pascual.

JOSEPH RATZINGER

12 horas: Viacrucis
05: Confesiones
06: Celebración de la Pasión del Señor

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