Proclama a miña alma a grandeza do Señor,
alédase o meu espírito en Deus o meu Salvador”








7.2.09

Domingo 8 de febrero


Marcos 1, 29-39


En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Pedro y Andrés. La suegra de Pedro estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se empezó a trabajar.
Al anochecer, le llevaron todos los enfermos. Y mucha gente estaba a la puerta de la casa. Curó a muchos enfermos de distintas males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, se marchó al campo y allí se puso a orar. Pedro y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron:
-Te buscan en el pueblo.
Jesús les respondió:
-Vámonos a otra parte, a, las pueblos cercanos, para predicar también allí; que para eso he venido.
Así recorrió toda la región, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.

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