Proclama a miña alma a grandeza do Señor,
alédase o meu espírito en Deus o meu Salvador”








14.2.12

El calor de la acogida




El pasado sábado, 11 de febrero, tuvimos la sesión de formación sobre la Biblia. Los asistentes, alrededor de 25, tuvimos la grata sorpresa de que D. José Ramón, párroco, había “caldeado” la cita  con una invitación en su entrañable hoja parroquial, y preparando en la sala de reunión con radiadores eléctricos para que, a pesar de frío reinante, estuviésemos en un ambiente físico confortable. El espiritual estaba asegurado.

La sesión estaba dedicada al “Tiempo de la Iglesia”, comenzamos orando con el texto de la carta de Santiago sobre la escucha de la Palabra y la necesidad de acompañar la fe de obras. Fue una oración muy participada y sentida.

Como prólogo a esta oración hubo una breve introducción de las cartas católicas.

Después iniciamos el estudio del libro de los Hechos de los Apóstoles, varios participantes iban leyendo las citas que refrendaban lo expuesto, lo cual animó el diálogo y el intercambio de ideas.

La exposición siguió el esquema siguiente:

Autor, Fecha y lugar de composición, título del libro, fuentes, estructura y finalidad, aquí nos detuvimos especialmente para concluir que su finalidad es poner de manifiesto la acción del Espíritu, que va edificando la Iglesia por medio de la predicación de los Apóstoles y hace fructificar la Palabra de Dios en lugares cada vez más lejanos.

De manera especial señalamos algunas claves de lectura:
1. El camino de la Palabra
2. El verdadero sentido de la historia
3. La irrupción de lo nuevo
4. Lo nuevo nace en medio de los conflictos
5. El reto de la inculturación.

Para la próxima sesión dejamos el apartado: 7: Pablo, apóstol-modelo

Terminamos con una
- Conclusión: El libro de los Hechos es un libro para nuestros días, y con una cita de S. Jerónimo.

S. Jerónimo resume, en la carta al presbítero Paulino, su juicio ante este divino Libro en las siguientes palabras:
“El Libro de los Hechos de los Apóstoles parece contar una sencilla historia, y tejer la infancia de la Iglesia naciente. Más sabiendo que su autor es Lucas, el médico, “cuya alabanza está en el Evangelio” (II Cor. 8,18), podremos ver que todas sus palabras son, a la vez que historia, medicina para el alma enferma”.
Aunque el ambiente era muy entrañable y disfrutábamos con lo expuesto, no tuvimos más remedio que concluír, después de hora y media de trabajo .
Eso sí una conclusión en torno a un café con leche y un suculento bizcocho, que animó la charla y el intercambio de experiencias.
Gracias a todos por vuestra participación y entusiasmo. Y hasta el 17 de marzo en que nos volveremos a ver Dios mediante.

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