"Salve Reina y madre nuestra
oye el cántico que entona
el pueblo de tus amores,
Santa Madre del Dolor,
es el alma coruñesa
que te bendice y corona,
haciendo suyas tus penas
te entrega todo su amor"
Un año más, la Cofradía del Espíritu Santo y María Santísima de los Dolores, con sede en la Parroquia de San Nicolás, nos ha congregado en torno a la Madre.
Muchos han sido los coruñeses y coruñesas que han ido a orar ante ella tratando de aliviar su dolor, al igual que lo hicieron los padres, los abuelos... desde 152O, año al que se remonta la devoción herculina.
La solemne procesión fue presidida por el Excmo. Sr. Arzobispo D. Julián Barrio, saliendo la Madre de San Nicolás en un paso adornado con gladIolos, lirios y rosas blancas en medio del fervor popular como sucede año tras año, por las calles de la Pescadería abarrotadas de fieles, padres, hijos y nietos...
Dobla la Señora para hacer su entrada en la calle Real, más alta que el Obelisco, donde la espera la Coral del Casino a la puerta, gira con calma, mientras las voces de los hijos del mar comienzan a entonar en su honor, la Salve marinera, y las brisas de la ría se mezclaron con las olas del Orzán para mecer su trono.
Acabado el canto entre sonoros aplausos y algún tímido "guapa", aunque aquí no sea costumbre, pusieron sus pies un ramo de flores, la Señora agradecida se alzó al cielo en un pulso perfecto de los porteadores, siguiendo su camino hacia San Nicolás para escuchar, ya en su templo la suya, la que entona cada año para ella el pueblo que la lleva en su alma, la bendice y la corona.
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