Proclama a miña alma a grandeza do Señor,
alédase o meu espírito en Deus o meu Salvador”








31.12.06

Domingo, 31 de diciembre




Lc 2, 45-52
Los padres de Jesús tenían la costumbre de ir a Jerusalén todos los años para la fiesta de Pascua. Cuando Jesús tenía 12 años fue con sus padres a Jerusalén y al terminar la fiesta volvieron a su pueblo, pero Jesús se quedó en la ciudad sin avisar a sus padres.
María y José pensaban que estaría con otros familiares o amigos y le buscaron pero, al no encontrarle, fueron otra vez a Jerusalén y tres días después lo encontraron en el templo, sentado con los maestros, escuchándoles y haciéndoles preguntas. Y todas las personas que escuchaban a Jesús se asombraban por su inteligencia.
María y José también se asombraron. Y María le dijo:
- Hijo, tu padre y yo te hemos buscado muy preocupados. ¿Por qué te has quedado aquí sin avisarnos?.
Jesús le contestó:
- ¿Por qué me buscabais?. Ya sabíais que yo debo estar en la casa de mi Padre.
Pero María y Jose no entendieron las cosas que Jesús quería decir. Y Jesús se fue otra vez con ellos. Y María, su madre, guardaba todas estas cosas en su corazón.
Y Jesús crecía en sabiduría, en edad y en Gracia ante Dios y ante los hombres

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